La historia de Alexander… De
despreciado a admirado
Alexander
siempre fue un joven con baja autoestima, esto debido a su apariencia que no
era la que él hubiera querido. Quizá Alexander no era guapo físicamente para la
gran mayoría de personas y viviendo en una cultura en donde la apariencia cuenta
mucho, siempre fue menospreciado y hasta despreciado por los demás.
Alexander
sufrió en carne propia el desprecio de sus amigos, las burlas diarias de sus
compañeros de estudio, no era popular y si quizá lograba algún puesto notorio
era por las burlas que todo el mundo hacia de él.
Sin
embargo Alexander se refugiaba en Dios, pues había encontrado en Dios lo que
necesitaba, leía su Palabra por largas horas, se deleitaba leyendo y meditando
su Palabra, quizá la hermosura no era una cualidad de Alexander, sin embargo
Dios estaba apunto de hacer cosas maravillosas en su vida.
Aquel
joven con baja autoestima, sin tanta belleza física y callado, ahora se había
convertido en todo un hombre adulto y en un Misionero respetado y admirado en
países de África y Asia, pues al mismo tiempo que construía viviendas para
personas necesitabas llevaba mensajes de salvación a las personas. Alexander
había encontrado en la cultura africana y asiática lo que no encontró en
nuestra cultura hispana: respeto y admiración, que no se basaba en su
apariencia física, sino más bien en sus cualidades como ser humano.
Vivimos
en una cultura que presta atención a las cualidades de las personas basadas en
su apariencia, a veces despreciamos a la gente por como luce, como habla o como
se viste, sin darnos cuenta de lo maravillosos que pueden ser como personas,
como hijos de Dios, como siervos del Señor.
Dios
a diferencia de nosotros, no ve las apariencias de las personas, ni los usa por
lo bello o no que sean, ni por lo joven o viejo que sean, la Biblia dice que
Dios ve el corazón: “—No juzgues por su
apariencia o por su estatura, porque yo lo he rechazado. El SEÑOR no ve las
cosas de la manera en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero
el SEÑOR mira el corazón”. 1 Samuel 16:7 (Nueva Traducción Viviente).
La
gente de nuestra cultura juzga mucho en base a la apariencia o edad, sin
embargo es hermoso saber que Dios puede usar a una persona no importando su
apariencia física o su edad, cuando Dios decide usar a una persona lo hace y
aquellos que en su momento fueron despreciados pronto pueden llegar a ser
admirados por lo que Dios esta haciendo en su vida.
No
desprecies a las personas según su apariencia o su edad, no menosprecies la
falta de belleza de las personas porque no sabes que diamante en bruto puede
haber detrás de lo que estas menospreciando, amemos a todos por igual,
respetemos a todos no por como parezcan, sino por lo que son realmente.
¡Las
apariencias engañan y son temporales, el corazón sincero y humilde perduran
para siempre!
Autor: Enrique Monterroza
Escrito el 25 de Noviembre de 2012
Escrito para www.enriquemonterroza.com
Autorizado para
publicarse simultáneamente en: http://reflexionesydevocionales.blogspot.com
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