¿Estás dispuesto a pagar el precio?
La mayoría de nosotros queremos
ver en nuestra vida grandes resultados, pero pocos están dispuestos a pagar el
precio para ver esos resultados que tanto anhelamos.
A veces quisiéramos que las cosas
fueran tan fáciles como orar y que dos segundos después nuestra oración haya
sido contestada, pero ¿Qué tal si las cosas no son así de fáciles?, ¿Estamos
dispuesto a pagar el precio para ver esos resultados que tanto queremos ver?
Pensando en esto me remontaba a
la historia de David, de cómo Dios envía a Samuel para ungirlo como próximo rey
de Israel. Samuel al ungirlo lo estaba proclamando como próximo rey, pero había
un pequeño inconveniente, actualmente había un rey, su nombre Saúl, eso quería decir
que la promesa hacia David de ser rey de Israel no iba a ser instantánea, sino
que sería todo un proceso, pero ¿Estaría dispuesto David a pagar ese precio?
Ver llegar a David frente a
Samuel, ha de haber sido todo un acontecimiento para la historia, sin embargo
ese era el que Dios había elegido, pero ¿Estaría dispuesto David a pagar el
precio?
Samuel unge a David sin embargo
para que David llegara a coronarse como rey de Israel tuvieron que pasar
aproximadamente entre 14 y 17 años, en los cuales muchos de ellos David anduvo
huyendo de Saúl quien quería matarlo.
Por un momento imaginémonos a un
David que fue ungido para ser rey, elegido por Dios, pero huyendo de Saúl,
escribiendo sus mejores Salmos en medio de cuevas oscuras, montañas desoladas,
en medio de gente endeudada, problemática, en un ambiente totalmente diferente
para el que había sido elegido, ¿Estaría dispuesto a pagar el precio?
En todos estos años que pasaron
antes que fuera proclamado rey, entre persecuciones y ocasiones de muerte,
entre panoramas desoladores y que no tenían nada que ver con lo prometido,
vemos a un David leal y confiado en que Dios cumpliría. David tuvo oportunidad
de matar a Saúl antes que este lo matara a él, sin embargo tenía un lema: “Nunca le haré daño al rey; él es el ungido
del SEÑOR” 1 Samuel 24:10c (Nueva Traducción Viviente), esa era la frase
que no le permitía hacer nada en contra de Saúl, sin embargo Saúl sí que quería
matarlo a él.
Sin duda personalmente la
historia de David es una de las que más me emocionan y me ministran, porque me enseña el lado más humano de los siervos
de Dios, ese lado que muchos no quieren demostrar pero que David no podía ocultar.
Muchos creen que mostrarse
perfectos delante de un pueblo es “santidad”, pero más allá de la apariencia en
público, Dios toma en cuenta nuestra intimidad con Él, esos momentos en donde
nadie nos ve, solamente Él, esos momentos en donde realmente somos, quienes
somos, y en donde no podemos ocultar lo que bien ocultamos a las personas.
Pensar en todo el precio que
David tuvo que pagar para que la promesa de Dios se cumpliera en su vida, me
motiva a seguir luchando, me motiva a querer pagar el precio también.
Quizá Dios te ha prometido a ti
cosas hermosas y muchos quizá las quisieran ver ahora mismo, o dentro de unas
horas, días o semanas, pero ¿Qué tal si primero tienes que pagar el precio
antes de recibir lo prometido?, ¿Estarías
dispuesto a pagar ese precio cueste lo que cueste?
David pago el precio, sin embargo
cada cosa que tuvo que pasar, cada crisis, cada soledad, cada etapa de
anonimato y cada año que pasaba le sirvió para madurar, le sirvió para forjarse
como ese hombre que gobernaría de una forma única a ese pueblo, cada año antes
de llegar al reinado le sirvió para convertirse en ese hombre de Dios, de carne
y hueso, con errores y defectos, sin embargo, un hombre como Dios mismo lo
describo: “Conforme a su corazón” (1
Samuel 13:14).
Quizá últimamente te has estado
desesperando porque lo que Dios en su momento te prometió no se ve y lo peor es
que no hay ni señales que eso se vaya a cumplir, sin embargo te quiero preguntar:
¿Cuándo Dios te promedio eso, también aceptaste
pagar el precio?, ese precio que a lo mejor serán años, a lo mejor serán muchos
momentos en los que te sentirás solo y abandonado, quizá persecuciones,
comentarios negativos de la gente sobre tu sueño o tu anhelo, quizá muchos te
tiraran lanzas esperando matar tus sueños, sin embargo a cada una de ellas te
escaparas y cada experiencias te ayudara a forjar el carácter que Dios necesita
en ti, para cumplir su promesa en tu vida.
No veas todo desde el punto de
vista negativo, al contrario, acepta cada etapa de tu vida como parte del
precio que tienes que pagar para ver cumplido aquello que tanto anhelas, porque
si de algo debes estar seguro es que DIOS
CUMPLIRÁ.
Quizá el precio que tengamos que
pagar será muy doloroso y en ocasiones vamos a querer renunciar, pero NO TE DES POR VENCIDO, ¡Sigue Luchando!
Porque esto no ha terminado, apenas comienza y el resultado que todo esto te dará,
será el más asombroso que jamás pensaste, porque Dios tiene cosas maravillosas
para tu vida.
Harás historia, cuando te decidas
a ser valiente y pagar el precio que haya que pagar por ver cumplido lo que
tanto anhelamos, pero termino con la misma pregunta que comencé:
¿Estás dispuesto a pagar el precio?
Autor: Enrique Monterroza
Escrito el 30 de Abril de 2012
Escrito originalmente para www.destellodesugloria.org
Autorizado para
publicarse simultáneamente en www.devocionaldiario.com
– www.enriquemonterroza.com y http://reflexionesydevocionales.blogspot.com
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