Valoremos
A
veces se nos olvida de donde venimos, cual era nuestro pasado, de donde nos
saco Dios y pareciera que ahora nos creemos dueños de tanto cuando el verdadero
artífice de todo es Dios.
Hay
una alabanza que dice: “Saco mi vida de
anonimato, me dio corona y vestido real, así es Jehová que exalta al pequeño…”,
entonar este fin de semana esa alabanza me hizo recordar mis orígenes, de donde
vengo, lo que era y ahora soy, me hizo comprender que no soy tan bueno como a
veces pretendo ser o que las cosas que he alcanzado no lo he hecho por merito
propio sino que todo es causa de Dios.
¿Qué fuimos entonces?, fuimos hechos
sus hijos, fuimos aceptados por Él, llamados a grandes cosas, restaurados poco
a poco, levantados, sacados del anonimato, fuimos hecho linaje real, nuestra
vida cambio totalmente y ahora somos llamados hijos de Dios con un futuro
glorioso que nos espera.
¿Qué somos ahora?, a lo mejor personas
que no valoramos todo lo que Dios hizo y que vivimos quejándonos por lo que no
necesitamos o reclamando a Dios más de lo que ya hizo por nosotros. Somos
muchas veces hijos desagradecidos que se nos olvida de donde Dios nos saco y
comenzamos a vivir una vida llena de deseos propios, conforme a nuestra
voluntad pecaminosa y no conforme a la voluntad divina.
Es
triste cuando ya no valoramos lo que Dios hizo por nosotros, cuando olvidamos
de donde venimos, de donde nos saco el Señor, y es triste porque es allí cuando
sin darnos cuenta volvemos al mismo lugar de donde Dios nos saco, a esa vida
sin sentido, sin rumbo, desorientados, perdidos, y lo peor de todo,
engañándonos a nosotros mismos creyendo que somos lo que no demostramos.
El
apóstol Pablo aconsejaba a los efesios diciéndoles: “También le pido a Dios que les haga comprender con claridad el gran
valor de la esperanza a la que han sido llamados, y de la salvación que él ha
dado a los que son suyos.” Efesios 1:18 (Traducción en lenguaje actual).
Hoy
quiero invitarte a que por un momento reflexiones sobre:
¿Cuánto estás
valorando lo que Dios ha hecho por ti?
¿Realmente
estamos viviendo una vida que agrade a Dios?, ¿Realmente mi boca lo exalta?,
¿Mis pensamientos lo alaban?, ¿Mi comportamiento habla bien de Dios?, ¿Mis
planes están edificados en su voluntad?
No
nos olvidemos de donde venimos y hacia donde vamos, que no se nos olvide que ha
sido Dios quien nos ha traído hasta donde estamos y nos ha sostenido, si no
fuera por Él no estaríamos acá, por tal razón debemos vivir cada día de forma
que nuestras acciones y todo nuestro ser glorifiquen a Dios y le agradezcan por
todo lo bueno que ha hecho en nosotros.
Vivamos
cada día con el único propósito de hacer su voluntad y amarlo no solo de
palabra sino con nuestro testimonio, que la gente vea en nosotros la imagen de
Cristo reflejado y que con ello exaltemos su Nombre entre las naciones.
¡Valoremos lo
que Dios ya ha hecho en nosotros!
“Pero, gracias a lo que Cristo hizo por mí, ahora pienso que no vale la
pena lo que antes consideré de valor.”
Filipenses 3:7 (Traducción en lenguaje actual)
Autor: Enrique Monterroza
Escrito el 27 de Agosto de 2013
Escrito originalmente para www.destellodesugloria.org
Autorizado para publicarse simultáneamente
en: www.devocionaldiario.com
- www.enriquemonterroza.com
y http://reflexionesydevocionales.blogspot.com
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