Duele
Esa sensación de haber fallado a
Dios, de haber hecho lo que a lo mejor dijiste que nunca harías o haber fallado
de la manera más vil que pudieras imaginar.
Esa escena que a lo mejor no se
borra de tu mente, que te hace sentirte impuro, inmerecedor del perdón divino,
todas las ideas que se acumulan en tu mente de
lo que pudo haber sido si no hubiera pasado lo que lastimosamente paso.
Y es que cuando le fallas a Dios
sientes un profundo pesar en tu corazón, sabes qué hiciste lo incorrecto y ese
mismo sentimiento te lleva a una tristeza que aunque es normal después de
fallar no debería permanecer mucho tiempo allí.
En medio de todo el dolor que
puedas estar experimentando por el hecho de haberle fallado a Dios debes de
notar algo importante y es que: TE
DUELE.
Y es que cuando DUELE fallarle a
Dios es una señal que no estás tan lejos de Dios como imaginas. Y es que por
alguna razón cuando fallamos creemos que estamos lejos de Dios, pero la verdad
es que podemos estar cerca de Él y aun así fallarle como en el caso de sus
discípulos entre ellos Judas y Pedro que estando cerca de Él le fallaron, uno
entregándolo a las autoridades romanas siendo Jesús un inocente y el otro por
negarlo en el momento que Jesús necesitaba un verdadero amigo.
La historia de Judas y Pedro es
muy parecida a la que muchos de nosotros reescribimos, pues muchos de nosotros
hemos caminado con Jesús mucho tiempo, sin embargo en algún momento de nuestra
vida le hemos fallado.
Hay una pregunta que debes
responder con la mayor sinceridad posible:
¿Cuándo le fallas a Dios, realmente te duele en el corazón haberlo
hecho?, y es que si te duele es porque el Espíritu Santo de Dios está en ti
redarguyendo tu corazón de lo malo que hiciste y motivándote a una
restauración. Pero si cuando le fallas a Dios ya no sientes aquel dolor que te
inunda, entonces, es posible que el Espíritu Santo de Dios se ha contristado en
tu vida, es decir que te has acostumbrado tanto a fallar que ahora ya ni
siquiera eres sensible a lo que el Espíritu Santo quiere decirte para
redargüirte.
Es duro ya no sentir dolor por
pecar, es duro cuando tu vida se acostumbra nuevamente al pecado que hace mucho
tiempo habías dejado. Es duro volver a revolcarse en tu propio vomito y no
sentir dolor de haberlo hecho. En cambio, cuando fallas y te duele a tal punto que
ni siquiera encuentras la manera de cómo llegar delante de la presencia de Dios
para pedirle perdón significa entonces que existe en ti el deseo de cambiar, el
deseo de ser mejor, porque si te duele es porque no lo querías hacer, es porque
estas arrepentido, es porque quieres restaurarte, en cambio el que ya no siente
dolor se ha acostumbrado a una vida vacía, en donde su propio deseo es quien lo
gobierna y ni siquiera está pensando en dejarlo de hacer.
¿Cuál quieres ser tú?, ¿El que
siente dolor o el que ya no lo siente?
Si tú eres una persona que poco a
poco ha dejado de sentir dolor por hacer lo malo delante de los ojos de Dios te
exhorto a volver al camino, te motivo a que reacciones y evalúes que poco a
poco sin darte cuenta te estás alejando de la voluntad perfecta de Dios para tu
vida.
La voluntad de Dios no es que
seas un insensible, ni que te acostumbres al pecado a tal punto que lo veas
como algo normal y no como algo que desagrada a Dios. Es hora que abras los ojos
y te des cuenta que muchas de las cosas que ahora haces hace tiempo no la
hubieras hecho porque muy bien sabes que no son del agrado de Dios. No te dejes
engañar por los deseos de tu carne que te quieren hacer pensar que lo que haces
es normal y no ofende a Dios, en su lugar ve y lee la Palabra de Dios y si su
Palabra no lo aprueba, ¿Por qué tu mente si lo haría?
Lo lindo de Dios es que nunca se
olvida de nosotros, por más acostumbrados al pecado que estemos Dios siempre
está dispuesto a extender su mano para librarnos de una vida mediocre llena de
pecado. Dios siempre anda buscando la manera de acercarnos a Él y hoy Dios
quería que leyeras estas líneas para que te dieras cuenta que ES HORA DE REGRESAR A SU LADO.
Es hora de dejar todo aquello que
ofende a Dios, es hora de ser valientes, de pararnos firmes y comenzar a decir
NO a todo aquello que no agrada a Dios. Pueda que existan cosas que te quieran
hacer esclavo de lo que desagrada a Dios, pero hay un DIOS que puede hacerte VERDADERAMENTE LIBRE si tan solo se lo
permites. (“Así que, si el Hijo los hace
libres, ustedes son verdaderamente libres.” Juan 8:36 Nueva Traducción Viviente
(NTV))
¿Cómo permitirle a Dios hacerte libre?, la única forma que existe
para ser libres en Dios es acercarnos a Él y comenzar a vivir una comunión real
y verdadera con Él. Cuando estamos con Él somos más fuertes, pero cuando nos
alejamos de Él, somos más vulnerables.
¿Te duele fallar?, entonces acércate a Dios, porque si te duele es
porque te importa mucho el hecho de agradarlo y Dios se agrada de los que
buscan agradarlo. Si te acercas a Él no importando tu pecado, Él puede
perdonarte y librarte y hacer de ti una nueva persona.
¡Dios quiere hacerte libre, pero para ello debes ACERCARTE A ÉL!
“Todos los que mi Padre ha elegido para que sean mis seguidores vendrán
a buscarme; y cuando vengan, yo no los rechazaré.”
Juan 6:37 Traducción en lenguaje actual (TLA)
Por Enrique
Monterroza
Escrito el 17 de
Agosto de 2015
Escrito originalmente
para www.destellodesugloria.org
Autorizado para
publicarse simultáneamente en: www.devocionaldiario.com – www.enriquemonterroza.com y http://reflexionesydevocionales.blogspot.com
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