¿Dar o recibir?
Vivimos
en un cultura en donde nos gusta muchos recibir, pero muy poco dar. Pasamos más
de la mitad de nuestra vida pidiendo a Dios y la verdad no está nada mal, pues
su Palabra dice que pidamos y se nos dará, pero a veces llegamos al extremo de
olvidarnos también que la misma Palabra de Dios nos incita a dar.
La
Biblia dice:
“En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los
necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más
bienaventurado es dar que recibir.”
Hechos 20:35 (Reina-Valera 1960)
Hay
mucha gente que está mucho más necesitada que nosotros, pero lastimosamente la
mayoría de las veces nosotros solo velamos por nuestro bien y no por el de
nuestro prójimo, nos amamos a nosotros mismos, pero nos olvidamos de amar a
nuestro prójimo de la misma manera en la que nosotros mismos nos amamos.
A
veces cuando alguien nos pide que le regalemos algo por lo general siempre
regalamos lo que nos sobra, lo que ya no usamos, no lo que no nos es necesario,
lo que tenemos desperdigado por allí y aun así tenemos el descaro de sentirnos
unos muy buenos samaritanos por dar lo que ya no ocupamos, no nos gusta o ya no
queremos. ¿Seriamos capaces de dar no lo que ya no nos gusta o no queremos,
sino lo que realmente nos gusta?, ¿Seríamos capaces de regalar aquella camisa
nueva que acabamos de comprar y que ahorramos para obtenerla?, ¿Seriamos
capaces de regalar esos zapatos que tanto dinero me costaron pero que hay una
persona que los necesita más que yo?
La
mayoría de nosotros somos muy apegado a lo material y nos es difícil dar a los
demás de lo que tenemos porque nos excusamos de una y mil maneras olvidándonos
de este principio que la Palabra de Dios nos enseña: “Más bienaventurado es dar que recibir”.
Ahora
bien, vayámonos al ámbito espiritual, nos encanta que Dios derrame mucha
bendición y fortaleza sobre nuestra vida, pero ¿Qué le estamos dando nosotros a
Dios?
A
Dios no lo vamos a impresionar dándole mucha plata u oro porque Él es el dueño
de la plata y el oro, no lo vamos a impresionar con nada material ni externo,
la única forma de impresionar a Dios es darle lo mejor de nosotros, nuestra
mejor alabanza, nuestro mejor servicio, nuestra mejor adoración, nuestro mejor
testimonio, es decir una excelente manera de vivir, haciendo esto debemos estar
seguros que le estamos dando a Dios lo que Él se merece, la gloria, la honra y
la alabanza verdadera.
Y es
que muchas veces vamos por la vida solo pidiendo, pidiendo y pidiendo,
olvidándonos que también debemos dar a Dios. Muchos quieren ser bendecidos por
Dios pero ni siquiera se preocupan de agradar a Dios en lo mínimo.
Hoy
te invito a cambiar de actitud, hoy te invito a que comiences a dar y de está
forma comenzarás a notar como tu vida comienza a girar de una manera
maravillosa para bien. Cuando damos nos sentimos bien con nosotros mismos,
cuando damos a Dios nos sentimos más fortalecidos.
¿Hay
gente necesitada a tu alrededor?, no le des lo que te sobra, ni lo que no te
gusta, ni lo que ya no quieres, dale lo mejor que puedas darle y Dios comenzará
a bendecirte porque hay una regla que nunca falla y está es: Lo que sembramos, cosecharemos.
¿Le
estás dando lo mejor de ti a Dios?, hoy te invito a evaluar sinceramente tu
vida y observar si realmente estás dando lo mejor de ti a Dios, porque cuando
comiences a dar lo mejor de Dios, Dios comenzará a darte lo mejor de Él.
¡Demos a Dios
lo que Él se merece, una vida consagrada y santa para su Gloria!
Autor: Enrique Monterroza
Escrito el 17 de Junio de 2013
Escrito especialmente para www.destellodesugloria.org
Autorizado para publicarse simultáneamente
en: www.devocionaldiario.com - www.enriquemonterroza.com y http://reflexionesydevocionales.blogspot.com
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