Ambición de
poder
Por alguna extraña razón puedo
notar hoy en día una ambición de “poder” de parte de muchos servidores de Dios
en las Iglesias. Pareciera que tener un puesto “más alto” que les otorgue poder
es el objetivo número uno de muchos. Estar “sobre” muchas personas pareciera
que les da placer o les otorga aquel sentido de conformismo, cuando en realidad
pienso que no han entendido lo que es servir a Dios.
Servir a Dios va más allá de
tener una ambición de poder sobre cierto privilegio. De hecho tener un
privilegio “más alto” debería colocarlo en una posición más baja en el sentido
de ser servidor de todos y no que todos te sirvan.
He sido testigo de cómo
servidores que en sus inicios fueron humildes y sencillos se han convertido con
la “autoridad” que les delega cierto privilegio en un dictador. Dictadores que
dicen y no hacen, jueces que juzgan y nadie los juzga, jefes del reino de los
cielos y no servidores.
Es increíble cómo puede cambiar
el ser humano con tan poco “poder” a cargo. Pareciera que muchos con cargos
“mayores” se han jubilado del servicio y ahora solo señalan con su dedo lo que
se tiene que hacer. A muchos el “poder” los enferma, no nacieron para ello. Y es
que los verdaderos líderes son aquellos que van a la par de sus ovejas, dicen y
hacen, son humildes y sinceros, ayudan y levantan, no obstaculizan y pisotean.
Servir a Dios es un privilegio,
un privilegio que no te hace mayor ni menor que otra persona independientemente
de lo que tengas que hacer para Dios. Tú puedes ser el mejor predicador, pero
ante Dios tu servicio sigue siendo igual que el de la persona que a lo mejor no
tiene la capacidad de predicar, pero que si limpia con muchos esmero y un
corazón servicial cada silla de esa auditórium en donde tú predicaras.
En una ocasión mientras Jesús
caminaba con sus discípulos, la madre de dos de ellos le pedio a Jesús que sus
dos hijos se sentaran a su lado en su reino uno a la derecha y otro a la
izquierda, los otros discípulos se molestaron por el pedido que le hicieron y
Jesús al darse cuenta de ello los reunió y les dijo: “Así que Jesús los reunió a todos y les dijo: «Ustedes saben que los
gobernantes de este mundo tratan a su pueblo con prepotencia y los funcionarios
hacen alarde de su autoridad frente a los súbditos. Pero entre ustedes será
diferente. El que quiera ser líder entre ustedes deberá ser sirviente, y
el que quiera ser el primero entre ustedes deberá convertirse en esclavo. Pues ni aun el Hijo del Hombre vino para que
le sirvan, sino para servir a otros y para dar su vida en rescate por muchos».”
Mateo 20:25-28 Nueva Traducción Viviente (NTV).
A nosotros para servir no nos
debería mover el hecho de obtener un “mejor” puesto o un “mejor“ privilegio,
porque cuando buscamos recompensas acá en la tierra estamos yendo por rumbo
equivocados. Cuando servimos independientemente del puesto en el que lo hagamos
debemos de hacerlo con un corazón humilde y sincero.
Jesús dijo: “El más importante entre ustedes debe ser el sirviente de los
demás; pero aquellos que se exaltan a sí
mismos serán humillados, y los que se humillan a sí mismos serán exaltados.”
Mateo 23:11-12 Nueva Traducción Viviente (NTV).
Querido hermano, no se te olvide
de dónde vienes y quien fue el que te puso allí donde estas. Que tu corazón
nunca se contamine con la ambición de poder, al contrario, que tu único
objetivo en el servicio a Dios sea agradarlo en todo y servir a todos como te
gustaría que te sirvieran a ti.
No permitas que la ambición de un
falso poder arruine tu espíritu de servicio. Sirve cada día de una forma
entregada, humildemente, da lo mejor de ti, sirve cada día como que si fuera tu
último día de servicio y entonces, solo entonces, comenzaras a disfrutar
realmente lo que es el verdadero servicio a Dios. Y es que cuando lo hacemos
para Dios en lugar que para el ojo humano recibimos más bendiciones de lo alto.
“Trabajen de buena gana en todo
lo que hagan, como si fuera para el Señor y no para la gente. Recuerden que el Señor los recompensará con
una herencia y que el Amo a quien sirven es Cristo;”
Colosenses 3:23-24 Nueva
Traducción Viviente (NTV)
Dios es el primero que observa tu
servicio, a Él ningún detalle se le escapa y lo mejor de todo es que Él conoce
las intenciones con las que sirves, por tal razón debemos esmerarnos por hacer
lo mejor que podamos para Él y si en algún momento Dios ha tenido a bien
ponernos en una posición en donde dirigiremos a muchas personas, seamos
amorosos y serviciales con ellos, enseñémosle a servir desde el ejemplo, no
solo digamos, sino hagamos, pero sobre todo recordemos que un día también
nosotros estuvimos allí y por esa razón debemos tratarlos cómo nos hubiera
gustado que nos trataran a nosotros.
No dejes que la ambición de
“poder” te cambie, al contrario mantén tu corazón humilde y sincero delante de
Dios en el servicio, porque eso es lo que a Dios le agrada.
¡Humildad es la clave para el buen servicio a Dios!
Por Enrique
Monterroza
Escrito el 9 de
Febrero de 2015
Escrito para originalmente
para www.destellodesugloria.org
Autorizado para
publicarse simultáneamente en: www.devocionaldiario.com – www.enriquemonterroza.com y http://reflexionesydevocionales.blogspot.com
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